Sentir el sol en la piel es una de las mejores sensaciones que existen en todas las épocas del año. Además, nos aporta vitamina D, mejora nuestro estado de ánimo y nos hace sentir bien.
Sin embargo, sin la correcta protección, los rayos solares pueden hacer que aparezcan manchas y arrugas en la piel que, una vez que aparecen, son difíciles de eliminar. El principal método es la prevención.
Manchas de sol y arrugas: un primer aviso
La aparición de imperfecciones en la piel producidas por el sol son el primer aviso de que algo no va bien. Debemos tener cuidado ante ellas, y tomarlo como una advertencia de que no nos estamos cuidando de los rayos correctamente.
No obstante, hay que diferenciar entre los dos tipos principales de manchas solares, los melasmas y los lentigos.
Melasmas: una marca de tus hormonas
Los melasmas son unas manchas producidas por cambios hormonales naturales, toma de anticonceptivos, embarazo, lactancia, toma de algunos medicamentos o uso de cosméticos. Se producen por un aumento de la producción de melanina, nuestra protección ante el sol, especialmente en zonas expuestas al sol.
En el caso del embarazo, tiene un nombre propio: cloasma del embarazo, y suele aparecer en bigote, mejillas y frente.
Normalmente son de tipo superficial, aunque pueden llegar a ser más profundos o dérmicos.
Lentigos solares
Estas son, como tal, las que entendemos como las típicas manchas de sol. Son oscuras, planas, y suelen ser irregulares. Aparecen en las zonas más expuestas al sol, como son el rostro, el escote y las manos, y se producen por falta de una protección solar adecuada.
No se deben confundir con las pecas, que son pequeñas manchas congénitas, es decir se heredan por predisposición genética y se suelen tener desde corta edad.
También pueden darse léntigos seniles o manchas hepáticas (que no tienen nada que ver con el hígado), en personas a partir de los 60 años. Estas son las típicas manchas en la piel que asociamos con los abuelos.
Manchas malignas: si sospechas, visita al especialista
Las manchas son un aviso de que no hay una protección adecuada. La falta de esa protección puede hacer que la piel desarrolle algún problema más grave que deba ser tratado.
En caso de que la mancha tenga alguna parte que sobresalga, pique, tenga rojeces o un contorno irregular, o si tiene alguna pápula o ampolla, debes ir a tu médico para que la revise. Por supuesto, en caso de duda, también, para estar seguros.
Cómo prevenir las manchas y arrugas solares
Lo ideal, antes de que aparezcan esas manchas, es la prevención. Con unas simples rutinas puedes evitar que aparezcan esas manchas en la piel, y vas a cuidarte.
- Usa crema solar todo el año en las zonas donde da el sol, especialmente en rostro, escote y manos.
- Ponte la crema 30 minutos antes de salir de casa, y repite a menudo durante el día.
- Usa una crema adecuada dependiendo de tu tipo de piel.
- En caso de embarazo o tratamiento farmacológico, consulta a tu médico la posibilidad de un suplemento de protección solar oral que ayude a tu organismo a combatir los rayos solares.
- Usa sombreros y gorras para cubrirte la cara, además de gafas de sol.
- Evita salir durante las horas centrales del día cuando haga más calor.
- Hidrata tu piel a diario.
- Toma frutas y verduras ricas en vitaminas A y C, además de omega 3.